0220
Nota de prensa
La periodista y escritora Svetlana Alexievitch señala en El fin del «Homo sovieticus» que la historia suele contarse bajo la abrasiva luz del día, siendo así como relatos nocturnos se sustraen a cualquier narrativa oficial 1. Se refiere primordialmente a las conversaciones, a menudo menospreciadas a pesar de su relevancia, que se mantenían durante pequeñas reuniones que tenían lugar a la hora de la cena en las minúsculas cocinas de los proyectos de vivienda de la antigua URSS. Si bien no llegaban a ser células de conspiración subversiva, se trataba de espacios en los que poder disfrutar del confort de la conversación y la amistad, retrayéndose de oídos y ojos públicos al amortiguar las voces con el sonido de la música o encender subrepticiamente la emisora de noticias local. Un recurso comunicativo que permitía a lxs soviéticxs hablar libremente de lo indecible, o de lo prohibido, sin ser escuchadxs —un dispositivo doméstico para «encriptar» el lenguaje, por así decirlo.
Aunque 0220 —una exposición de Pablo Accinelli y Karlos Gil— alude principalmente a velados y amortiguados contextos nocturnos, también explora una comunicación tácita entre obras de arte en el espacio de una galería durante el día —o incluso, quizás, una vez que la noche cae. Si la conversación encriptada era una estrategia de supervivencia en la URSS, aquí representa el deseo de investigar la cultura material que informa un tiempo presente implacablemente forjado y retorcido, en el que nada representa lo que parece ser. Por ello, la presente exposición en la galería The Goma puede evocar tal atmósfera hermética y al tiempo dirigirnos al turbador ambiente de un bar vacío, alcanzando matices y niveles entre enigmáticos objetos cuyas funciones y disposición han dejado de estar claras. Como si de una conversación de borrachxs se tratase, en la que palabras, vacilando en su sentido, se balbucean, aquí nos enfrentamos a un rastro de pistas ilusorias que parecen haberse desplegado para desafiar la propia percepción de la realidad: un cartel de neón no logra comunicar un nombre, o una marca; unas bandejas de metal esperan estoicamente a que se sirvan bebidas; un juego de cartas que, en lugar de mostrar sus palos, desafía a la inteligencia presentando a monos antropomorfos en un escenario postapocalíptico más bien sarcástico; bajo el signo de una intrigante trama impostora, el público es invitado a romper una cadena de candados que blindan una narrativa secreta, resistente a revelarse.
Las exposiciones son actos codificados en tanto que exigen a lxs espectadorxs una interpretación de su léxico que dote de sentido a objetos y a acciones interactuando en una arquitectura desprovista de significado —como es, normalmente, el cubo blanco—, un espacio sólo investido de la debida agencia una vez habitado por el arte. El aparato artístico que una galería pone en escena funciona como un tablero semántico, una plataforma discursiva en la que una diversidad de elementos, materiales e inmateriales, proyectan un efecto de incertidumbre, sumido en interrogantes: ¿Son estas obras una mera revelación de su naturaleza formal o están, quizás, enmascarando su alma y sus oscuros propósitos? ¿guardan una correlación con el lenguaje o engendran el suyo propio?
***
¿Cómo es que ciertos encuentros llegan a ser acontecimientos, es decir, alcanzan una entidad que superala suma de sus partes?
Anna Lowenhaupt Tsing
En 0220, Accinelli y Gil reasignan sentido a objetos que pertenecen a la economía del uso doméstico o público, un rapto que los reinserta en la constelación del lenguaje artístico, soliviantando así su designación original para establecer un nuevo trato semántico. Lo que está en juego en esta exposición es la voluntad de subvertir un sistema de objetos y la codificación de su naturaleza al intervenir en la reorganización de sus roles primeros. Tal ruptura ontológica pone en el punto de mira la propia idea de significado, siendo este el motor de una reconfiguración del mundo simbólico, y suscitando una miríada de narrativas oblicuas. 0220 presenta una realidad alterada/duplicada, una dimensión paralela en la que los objetos no obedecen a una lógica establecida a priori sobre la base de la funcionalidad, o al descaro de la ecuación capitalista.
Las obras de esta muestra bien podrían verse como vestigios de nuestro tiempo —o tal vez como esfinges de una cultura simbólica y material—, como si el mundo hubiera llegado a su fin y solo perdurasen ecos de la desolación de nuestra especie en el vasto universo: señas mundanas de nuestra historia; entidades que contemplan la posibilidad de comunicarse. O, dicho de otro modo, el insólito acervo de diseños
propios del género humano que aquí se expone, no es sino el indicio de una existencia tan dependiente de la forma como de la función, si no fuera por el uso del lenguaje artístico que media entre el mundo tangible y el intangible. Como intrusxs aventurándose en un lugar abandonado, el público se ve impelido a explorar los restos prosaicos de nuestra civilización, o los elementos que una vez conjuraron algún ratio de significado derivado del ingenio humano y de sus construcciones culturales. En este sentido, la tecnología producida por la humanidad no resulta sólo de necesidades y proyecciones materiales, es también el elemento que remodela su propio comportamiento e imaginación. Como afirman Beatriz Colomina y Mark Wigley, “el mundo rediseñado rediseña al animal diseñador” 2.
En otro orden de cosas, esta colección de piezas artísticas podría evocar una suerte de ritual pagano, en tanto que reverencia a las entidades de la existencia cotidiana. Por el contrario, bien podría entenderse como un conjunto de artefactos que revelan el mundo material más allá de la silente inmanencia. Sea como fuere, aquí están, expuestos en una galería, oráculos musitando interrogaciones sobre aquello que les envuelve, aquello que permea sus almas —si hubieran de tener una. Las piezas de Accinelli y Gil resultan más de una cultura de la apropiación y resignificación que de un sentido de autonomía pura y abstracta; funcionan como detonantes, guiándonos así hacia una inteligibilidad de la quiebra del proyecto humano, considerado en el marco de la cultura material occidental —una cultura que funciona en el insolente intercambio de ideas por dinero, dinero por bienes, y atravesada siempre por la escasez. En definitiva, lo que vemos en esta exposición es un conjunto de obras artísticas camufladas en objetos ordinarios, interactuando entre sí, y con el ser humano en mayor medida; un ejercicio sintáctico que empuja el mundo simbólico al paroxismo, y a un eventual colapso del sentido.
***
Viéndonos al borde de una tercera guerra mundial, de un posible cataclismo nuclear y de la consiguiente pulverización de la vida en la Tierra —como afirmó esta semana António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, “la perspectiva de un conflicto nuclear, antes impensable, vuelve a estar sobre la mesa” 3.— 0220 subraya ese afán de riqueza material y de logros grandilocuentes que caracteriza a nuestra cultura versus la precariedad que subsume a la vida cotidiana en los quehaceres de la rutina diaria y en estrategias hedonistas de supervivencia. Al fin y al cabo, el ser humano es un jugador conflictuado por el mundo material, un peón en un tablero de juego tan tensionado políticamente como atravesado por cuestionamientos metafísicos, siempre recurrentes; y como tal, sigue jugando, buscando el “quién de las cosas” 4 imbuido del diseño de su propio universo fabricado. Como formulan Colomina y Wigley, “lo verdaderamente humano, finalmente, no es ni lxs diseñadorxs ni los artefactos, sino la interdependencia de estos. Es precisamente la condición plenamente orgánica de la vida tecnológica, el hecho de que es algo vivo, lo que plantea las cuestiones urgentes sobre el diseño. En particular, plantea la cuestión de cómo, dónde y cuándo se inventó la propia invención. ¿Cómo surgió ese impulso de hacer las cosas de forma diferente?” 5.
En cuanto al título de la exposición, 0220 podría leerse como un anagrama, una invitación a navegar la historia transitando tanto años y siglos pasados como los que están por venir. Se trataría de una suerte de cápsula del tiempo que codifica diversos dominios culturales y hechos históricos clave. 0220 podría funcionar también como un índice (véase el apéndice) de aquellos acontecimientos, grandes o prosaicos, que han forjado a la humanidad o han tomado forma como resultado de su relación contingente con la tecnología, y con la naturaleza perecedera e inestable de los recursos culturales y materiales.
20 de marzo de 2022
Bernardo José de Souza6
Traducción de Paloma Polo
[1]ALEXIEVITCH, Svetlana. O Fim do Homem Soviético. São Paulo, Companhia das Letras, 2013.
[2]COLOMINA, Beatriz & WIGLEY, Mark. are we human? notes on an archaeology of design. Zurich, Lars Muller Publishers, 2021.
[3]Consulted on New York Times online publication on the 24nd of March 2022: How will the Ukraine war end?, by Spencer
Bokat-Lindell.
[4]ROSA, João Guimarães. Ficção Completa. Rio de Janeiro, Nova Aguilar, 1994, vol I.
[5]COLOMINA, Beatriz & WIGLEY, Mark. are we human? notes on an archaeology of design. Zurich, Lars Muller Publishers, 2021.
«el insólito acervo de diseños propios del género humano que aquí se expone, no es sino el indicio de una existencia tan dependiente de la forma como de la función, si no fuera por el uso del lenguaje artístico que media entre el mundo tangible y el intangible»