Ahnen ahnen
Nota de prensa
La segunda exposición de Till Gerhard en la galería The Goma viene precedida por la película The Fairy Trail, co-dirigida por el mismo artista y estrenada hace tan solo unos meses. Till, más conocido por su faceta de pintor, pretende trazar en este documental el estrecho camino que separa la realidad del mito, recorriendo y entrevistando a los habitantes de escenarios presuntamente mágicos. No es extraño que Gerhard se interese por el cine puesto que su producción pictórica está enteramente ligada a la mirada cinematográfica. Como en las películas, es en la naturaleza donde lo misterioso o desconocido se presenta más creíble.
El bosque, enclave de leyendas y amparo de cultos ancestrales, es escenario de este nuevo cuerpo de trabajo. Lo natural y lo ritual se presentan en estos lugares a través de una mirada caleidoscópica de un optimismo decreciente. Una fuerza desconocida se inmiscuye entre el espectador y los protagonistas de estos paisajes idílicos, tan insondable como la que reconoce el pintor “es en un estado de duermevela cuando surge la premonición, lo que debo añadir al lienzo, algo que emerge a la superficie desde las profundidades del inconsciente” Como en el nombre de la película, Gerhard vuelve a hacer un juego de palabras con el título de esta exposición: En lengua alemana Ahnen significa premonición, pero también significa ancestro. Esta concurrencia etimológica y freudiana tiene su respuesta en las antiguas culturas, en las cuales se les concede a los vivos la recompensa de augurar el futuro cuando estos invocan a sus antepasados.
Esta simbiosis con la naturaleza queda profanada por una lucha entre lo espiritual y el autoconocimiento colectivo, lo natural y lo artificial, la belleza y la depravación. El bosque ha servido como refugio a un gran número de subculturas del siglo pasado (Der Wandervogel, Lebensreform, el movimiento Hippie, etc) y todavía hoy sigue siendo lugar predilecto de retiro y cobijo para los reaccionarios al sistema. Un Gerhard imparcial se nutre de estos vestigios en los que no dejan de estar presentes la superstición, las drogas, la música y lo orgiástico. Para esbozar las escenas se sirve de fotografías, imágenes que no tardarán en difuminarse sobre el lienzo mediante pinceladas abstractas, lo que lo aleja de la Escuela de Leipzig y lo acerca, junto a su paleta lisérgica, a otros artistas como Daniel Richter y Peter Doig. A veces los trazos conforman rayos que se proyectan desde el firmamento, satirizando los añadidos sobrenaturales presentes en el naturalismo de la pintura renacentista. En otras ocasiones, las líneas holgadas resbalan la tela, constituyendo un dripping, técnica característica del Action Painting, ligada a una corriente que tenía muy presente el chamanismo. En definitiva, podemos concluir que el pintor trasciende la visión romántica e idealista de la memoria colectiva de estas sociedades marginales, aludiendo a la historia de la pintura, sin menospreciar la importante influencia de la televisión y el cine que pesa sobre nosotros.
«Esta simbiosis con la naturaleza queda profanada por una lucha entre lo espiritual y el autoconocimiento colectivo, lo natural y lo artificial, la belleza y la depravación. El bosque ha servido como refugio a un gran número de subculturas del siglo pasado (Der Wandervogel, Lebensreform, el movimiento Hippie, etc) y todavía hoy sigue siendo lugar predilecto de retiro y cobijo para los reaccionarios al sistema. Un Gerhard imparcial se nutre de estos vestigios en los que no dejan de estar presentes la superstición, las drogas, la música y lo orgiástico.»