Material Life
Nota de prensa
Material Life [La vida material] es una muestra de pinturas seleccionadas pensando en un conjunto de elementos sin aparente relación entre sí: un libro de Marguerite Duras (que da nombre a la exposición), en el que la escritora re-enmarca la práctica de la escritura en un plano de intensa materialidad, lleno de objetos cotidianos; una obra pintada en el siglo XVII por el artista flamenco Cornelis Gijsbrechts, titulada El reverso de una pintura enmarcada, consistente en la copia real del dorso de un cuadro con todas sus ramificaciones materiales —sombras, desgaste material, polvo—, todo ello representado como si el artista observara a través de la parte trasera del cuadro; y un ensayo de Victor Stoichita, L’Instauration du tableau [La invención del cuadro], que explica la progresiva toma de conciencia sobre la fisicidad del cuadro en el Flandes del siglo XVI.
Partiendo de esas referencias, la exposición aspira a ofrecer, mediante alusiones y notas, elementos de reflexión sobre ciertos aspectos de la representación contemporánea, sobre la noción de una figuración que coexiste con el fin del cuadro como ventana —un lugar de representación y narración coherente y completo— que aún sobrevive como impulso inevitable. Esta figuración problemática y fragmentaria dialoga con la entidad del cuadro como presencia objetiva y la reinterpreta, ocupando una posición entre sus sinuosidades, incluso entre los poros y arrugas de su lienzo.
Material Life es, por consiguiente, una exhibición de figuras, unas figuras, eso sí, en cierto modo indescriptibles, frágiles e inconclusas, que podría aludir vagamente a elementos de la realidad o emerger en forma de imágenes potenciales o epifanías fugaces en un paisaje repleto de materialidad y tendente hacia la abstracción o el monocromo. La muestra hace énfasis en los géneros: de esa inevitable tendencia de la pintura a retornar a lo clásico –paisajes, naturalezas muertas, retratos– aun en el espacio irregular y desarticulado del lienzo.
La exposición incluye paisajes de Merlin James, en los que algunos gestos (roturas y desgarros en el lienzo o la incorporación de cabellos y serrín) interfieren/interactúan con la imagen pintada y la transportan a una dimensión que es indisociable de la corporeidad del cuadro; pinturas recientes de Luca Bertolo aparentemente monocromas pero que, vistas más de cerca, se asemejan más a trampantojos inspirados por el Velo de la Verónica (el paño en el que el rostro de Cristo quedó impreso), espacios potenciales para imágenes pero que resultan en velos que prácticamente acaban duplicando la presencia material del lienzo; una pintura de David Schutter cuya superficie es fruto de un prolongado periodo de asimilación derivado del intento de Schutter de recrear “de memoria” los tonos y pinceladas y las variaciones en la luz y el espacio de una pintura del maestro clásico Gaspard Dughet (expuesta en la Galleria Corsini de Roma); obras de Michael Bauer, basadas en libres proliferaciones de formas (explosiones, garabatos, borraduras, pinceladas) susceptibles de convertirse a su vez en fragmentos de cuerpos y rostros, conglomerados polimorfos y brillantes capaces de recomponerse en torno al concepto del retrato; y las naturalezas muertas de Riccardo Baruzzi, pintadas sobre las dos caras del lienzo (líneas en una cara, manchas o campos de color en la otra que traspasan la trama de la tela) que dan paso a la figuración y a unas imágenes de frutas que parecen aferrarse al último hálito de vida, presagiando su propia descomposición.
Davide Ferri
«Partiendo de esas referencias, la exposición aspira a ofrecer, mediante alusiones y notas, elementos de reflexión sobre ciertos aspectos de la representación contemporánea, sobre la noción de una figuración que coexiste con el fin del cuadro como ventana —un lugar de representación y narración coherente y completo— que aún sobrevive como impulso inevitable».