Mesetario
Nota de prensa
Cuando José Díaz (Madrid, 1981) me presentó esta nueva serie de cuadros me habló de la pintura redonda que según él practican ciertos artistas, pero que cada cual entiende o ejecuta a su manera. Me habla de la potencia de la Pintura de acumular tiempos, de como el pasado y el presente se entretejen en una sola piel, donde lo primero es lo último y lo último es lo primero.
Me habla de Paul Klee y de su frase “la pintura es un gris que salta sobre sí mismo”. De la manera de encarar el cuadro y la posición que tomas respecto al lienzo. De que los puntos de vista pueden ser simultáneos, cuando un acercamiento frontal y otra mirada más cenital conforman un recorrido esférico. De que necesitaríamos medios para hacer esto visible, como hacemos uso de un satélite o un microscopio.
Vuelve a incidir en que la pintura es redonda. «Sólo es plano el lienzo», vaticino.
Que en el inicio de su carrera pintó unas cuevas que no eran cuevas y que ahora no había pintado unas cuevas que sí son cuevas.
Se trata de un conjunto de pinturas al óleo de gran formato, donde la idea de lo circular y lo plano así como la información y el relato convergen en una serie de formas que buscan la iconicidad más allá de la figuración y abstracción.
Descubrimos un mapa o un retrato, una cueva o una piel extendida. Un charco o una red, caras tristes o una bóveda ojival. Un relato pareidólico que es todo y nada a la vez. José Díaz se sirve de la similitud para configurar –que no componer– unas pinturas que yuxtaponen concreciones, perspectivas o mundos distantes de una manera esencial, orgánica y mezclada.
Mil mesetas, como mil cuadros.
«Se trata de un conjunto de pinturas al óleo de gran formato, donde las idea de lo circular y lo plano así como la información y el relato convergen en una serie de formas que buscan la iconicidad más allá de la figuración y abstracción.»