
Motorik
















Nota de prensa
Para su segunda exposición individual en la galería The Goma, José Díaz hace uso del término Motorik (psicomotricidad), palabra popularizada por la crítica musical para referirse a un ostinato rítmico utilizado por bandas de género krautrock en Alemania Occidental a finales de los años sesenta. El término hace alusión a la repetitiva aunque fluida sensación del ritmo, que ha sido comparada con la experiencia de conducir en una autopista.
Con una perspectiva local, sin caer en una dinámica kitsch, la obra de este pintor nos habla sobre los compases diarios y la rutina, así como del ritmo y el ambiente de la ciudad en la que vive: Madrid. Una deriva de cotidianidad sobresaturada (en oposición al recorrido flaneurista), física y virtual, de mecánica futurista, propia de la ciudad tecnológica: el asfalto, la señalética, los neones, la espeleología urbana o las repeticiones estroboscópicas propias de los clubs. La improvisación, mediante gestos y barridos, construye una mecánica que presenta múltiples realidades solapadas en un espacio- tiempo, una construcción de abstracciones llena de ecos y voces.
Los cuadros de José Díaz mantienen una confrontación con la idea de imagen, dificultando la acepción del signo. Prevalece la “impureza” de la Pintura sobre el orden de la representación. Quizá por ello, la distancia que el artista mantiene en su ejercicio respecto al lienzo sea tan próxima, renegando de la “vista de pájaro”. Su enfoque reside en los muros con los que topa una y otra vez, como ocurre en los videojuegos o en los loops musicales: un laberinto en primera persona. Laberintos que el artista titula, no para designar o describir, sino para orientar, haciendo alusión a la repetición desde la estandarización (Unisex), desde la idiosincrasia española (Deprisa, deprisa; HK x 3) o desde el mundo virtual (Infinite Run; ↑↓→).
«Una deriva de cotidianidad sobresaturada (en oposición al recorrido flaneurista), física y virtual, de mecánica futurista, propia de la ciudad tecnológica: el asfalto, la señalética, los neones, la espeleología urbana o las repeticiones estroboscópicas propias de los clubs«